Y llego la lluvia!
Debo reconocer que el frio y la lluvia helada no me gusta para nada, pero cuando la falta de ésta provoca que apenas podamos ver la ciudad por el esmog, pido a gritos que llueva un poco.
Y lo mejor cuando caen gotas sobre Santiago es la postal que no tiene ninguna otra ciudad del mundo: una megápolis a los pies de una imponente postal nevada de Los Andes. Y como dura poco, hay que inmortalizarla.
(Pablo, te robé estas dos fotos de tu space)